El individualismo creciente en la sociedad ha llevado a profundas transformaciones en las familias.

Impacto del individualismo en la infancia y adolescencia:

Las infancias y adolescencias actuales sufren más por los avatares narcisísticos de los padres que por las rigideces educativas de antaño, cuando parecía que no había derecho a hablar, opinar o desear.

El desafío del equilibrio para los padres:

Los logros personales, laborales y sociales, junto con las exigencias estéticas, ubican a los padres en el arduo trabajo de equilibrar el “YO” con “lo familiar”, mientras los hijos buscan hacerse un lugar en sus vidas.

Autonomías anticipadas en los hijos:

Los adultos ocupados construyen hijos con autonomías anticipadas, tomando decisiones desde una temprana edad, eligiendo hábitos y rutinas saludables, y formando una estructura ética de lo que se puede o no hacer. Esto resulta en niños adultizados, púberes precoces, adolescentes tardíos y padres adolescentizados, desafiando la psicología evolutiva.

Distanciamiento en la adolescencia:

Durante la adolescencia, se busca tomar distancia de los padres. No todos lo hacen de la misma forma: algunos lo hacen pacíficamente, mientras otros provocan, desafían y se oponen a la tutela de la protección paterna. Prefieren estar con sus pares, se molestan con sus padres, dejan de admirarlos y hasta los rechazan como un modo de romper con la infancia, la dependencia y los límites. Buscan construir una identidad propia a través de ropas, cortes de pelo, tatuajes y piercings, diferenciándose del cuerpo moldeado por la función materna/paterna.

Desafíos para los padres en la adolescencia de sus hijos:

Los adolescentes buscan libertad y autonomía mientras juegan a ser adultos, necesitando aún el amor y la protección de sus padres. Los padres deben reacomodarse como sujetos y contener las explosiones y cambios adolescentes.

El fenómeno de los padres “eternamente jóvenes”:

Hoy en día, encontramos familias donde los padres se visten como sus hijos, adoptan su modo de hablar y frecuentan los mismos lugares de diversión. Esto dificulta a los hijos en la búsqueda de una referencia identificatoria. Donde deberían encontrar figuras paternas y referentes, solo encuentran espejos. La juventud eterna lleva a los mayores a un doble discurso frente a los hijos: “Tú debes madurar, pero yo no quiero envejecer.”

Lic. Sandra Dellacasa

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